12 de marzo de 2016

A las personas mágicas.



A veces, nos encontramos en la vida a ese tipo de personas, que yo denomino como mágicas, que no son otras nada más que aquellas que nos hacen sentir.
Es triste pero hoy en día la gente (incluida yo) recela mucho de abrir su interior a los demás. Pero a veces pasa que hay quien lo hace. Y eres privilegiado/a de ser el testigo de ese mágico interior. Y te dan ganas de pedir un deseo pero después piensas que en ese momento qué más vas a pedir. Quedas fascinado/a.
Ese tipo de personas tienen la sensibilidad de un aleteo de mariposa y acaban levantando un tifón de sentimientos dentro de ti. Si no es magia eso; entendemos cosas diferentes.
Desde aquí quiero daros las gracias. De verdad. Por hacerme llorar, reír, creer, decepcionarme, enfadarme... Etc con algo que en un principio no lleva mi nombre.
Sobre todo, quiero daros las gracias por hacerme sentir impotencia. Que para mí es el peor de los sentimientos; pero es el más bonito porque es uno de esos sentimientos que sólo despiertan las personas especiales.
¿Por qué impotencia? Pensaréis.
Simple y llanamente porque cuando transmitís "x" se averigua qué es lo que os haría feliz. Pero no feliz como de irte de cañas con tus amigos y pasártelo genial. Sino feliz como de tener las llaves del paraíso.
Ojalá pudiera hacer una cerradura para abrir con esa llave y abriros paso a vuestro mundo. Porque quiero que dejéis de ser genios en la lámpara, que dejéis de ser estrellas fugaces, que dejéis de ser magia; quiero que seáis realidad. Y que vuestra realidad supere la ficción.
Por ahora, me conformo con quereros. Que es algo muy bonito. Y me conformo con sentirme impotente... Que para mí es precioso.
[En especial a mi persona mágica: me has enseñado a creer en muchas cosas, menos en ti. En ti he creído sóla porque es obligatorio: se palpa nada más verte. Sin ni siquiera conocerte. Y quiero que sepas que te adoro.]

No hay comentarios:

Publicar un comentario